Cambiar el mundo
Hoy, 16 de diciembre al quitar la hoja del taco, me salió este texto de Phil Bosmans:
“La mayoría de las personas pretenden cambiar el mundo sin cambiar ellas. Los otros han de cambiar. Los de arriba dicen que los de abajo, y los de abajo dicen que los de arriba…Y comenzamos a intimidar y a presionar. Difícilmente comprendemos que nadie tiene derecho a obligar a cambiar a los demás…”
Esto me ha recordado un power que hace tiempo me enviaron, más o menos decía lo siguiente:
Un matrimonio, recién casado, se trasladó a vivir a un barrio muy tranquilo.
La primera mañana en la nueva casa, mientras desayunaban, la mujer vio a través de su ventana que una vecina colgaba a secar sus sábanas en una cuerda.
¡Qué sábanas tan sucias está tendiendo!, exclamó. Si duda necesita un detergente más fuerte. ¡Si tuviera confianza le preguntaría si quiere que le enseñe a lavar la ropa!
El marido miró y no dijo nada.
Algunos días después, nuevamente, durante el desayuno, la vecina tendía sus sábanas y la mujer comentó con su marido:
¡Nuestra vecina continúa colgando las sábanas sucias! Si tuviera confianza con ella le preguntaría si quiere que le recomiende mi detergente.
Y cada vez que la vecina tendía sus sábanas repetía el mismo comentario.
Pasado un mes, la mujer se sorprendió al ver las sábanas tendidas, y admirada fue a decir a su marido:
¡Mira, la vecina ya aprendió a lavar la ropa! ¿Le habrá enseñado otra vecina? Porque yo no hice nada.
El marido con cariño respondió:
¡No, hoy me he levantado más temprano y he limpiado los cristales de nuestra ventana!
Y como decía Campoamor:
«En este mundo traidor // nada es verdad ni mentira
todo es según el color // del cristal con que se mira».
Así es: Todo depende de la ventana, a través de la que miramos.
Necesitamos lavar nuestros cristales. Abrir nuestra ventana.
¡Que en estos días de Navidad y Año Nuevo nos paremos a limpiar nuestros cristales!
Paterna, diciembre de 2014
Hno. Félix Benedico